Lago Puelo, 1 de mayo de 2006
Paso mis tres últimos días en la chacra La Emilia.
Lo de siempre. Descanso. Charla y más charla con Mabel. Actividades con Rodrigo, en general relacionadas a arreglar una bici o manualidades varias. Lectura. Ocio y placer. Orgasmos gastronómicos por doquier. Decanto y asiento todo lo que viví en este mes. Dejo manso que las sensaciones se acomoden solas mientras yo retozo, como y medito. Me voy acomodando a esta nueva vida. La primera etapa está cumplida y el balance es más que positivo. Estoy feliz de la relación que logre con la gente del servicio. Con todos. Con cada uno. Feliz de haber visto y vivido todo lo que viví en relación a la Salud Mental. Como la gente se acopló conmigo. Lo bien que me trataron. Lo mucho que me enseñaron. Me llevo una experiencia increíble. No cualquiera puede ver este tipo de medicina desde la mismísima cocina.
Me levanto no se bien a que hora pero parece temprano. En la Emilia no suelo mirar el reloj. Hace mucho frío pero el sol esta solo en el cielo. Mabel toma mate de cara al sol apoyada en la cámara frigorífica que esta mas blanca que nunca. Mabel toma mate con limón. Fumamos. Charlamos. Mateamos. Nos emocionamos, siempre nos emocionamos. Hablamos de tantas cosas, pero siempre tan trascendentales, tan esclarecedoras. La charla me atrapa de tal modo que aunque me estoy meando aguanto estoicamente.
En mi último día leo una gacetita histórica que me llamó la atención. Leí que se toma como la fecha fundacional de El Bolsón al 28 de enero de 1926, oportunidad en que se reúnen los lugareños en la casa de Cándido Azcona, resolviendo formar la primera organización político-administrativa, y firmando el acta constitutiva de la Comisión de Fomento de El Bolsón, resultando electo Presidente Pedro Pascual Ponce, argentino, nacido en San Luis.
80 años después, Doctor Javier Gallo, rotante, dice:
adiós El Bolsón.
Próxima Estación: San Luis.