El Bolsón, 17 de Abril de 2006

El Barrio Terminal es un de los mas carenciados de El Bolsón, según me cuentan.

Recibe su nombre debido a que en ese lugar estaba planeado hacer la terminal de ómnibus del pueblo. Caprichos del destino (o de la política) hicieron que el proyecto naufragara y que ahora el barrio lleve un nombre que le calza a medida: Barrio Terminal.

A tan solo cinco cuadras del asfalto y al alcance de cualquier turista que quiera abandonar por un rato los restaurantes caros o las casas de dulces artesanales que se cobran como oro en polvo. Paradojas de los lugares turísticos. Deberían de incluirse en los city tours este tipo de lugares… como para llevarse una imagen un poco mas real de los sitios que uno visita.

El agua potable es un bien preciado y escaso. Tan solo un par de canillas para todo el barrio.

Calles de tierra inundadas por la insistente lluvia que cae en una garúa imperceptible que con los días moja hasta los lugares mas profundos.

Me invade el olfato la madera quemándose para matar el frío de este Abril. Madera que no respeta géneros de leña, muebles viejos, cajones de fruta o juguetes abandonados. Todo sirve para dar calor.

Camino el barrio con Julieta. Psicóloga y residente de Salud Metal comunitaria. Ella hizo un relevamiento de El Terminal el año pasado y conoce muy bien a cada familia. Julieta divide sus horas laborales entre el hospital y amamantar a su pequeña hijita. Surca el pueblo al mando de su Renault 12 blanco. Es una mujer tan dulce y amable que es de ese tipo de personas de la cuales disfruto observarlas hablar y hacer sus cosas del día a día. Me contagia paz.

Casas precarias. Engendros de salamandras con barriles y demás fierros. Mucho mate con azúcar y pan para engañar la tripa.

Frío que no amedrenta a los mas curtidos pero si a los mas pequeños que lo exteriorizan con mocos verdes y toses.

     Madres.

          Jóvenes madres.

               Adolescentes madres.

                    Madres que adolecen.

Una piedra arrojada por la gomera de un niño surca el horizonte en busca de un pajarito.
Gente que pasa.
Gente que saluda amablemente.
El perfume de la tierra mojada.
El olor de la leña (sin géneros) quemándose.