El Bolsón, 23 de Abril de 2006

Las tierras de la Patagonia, sobre todo las que son ricas en agua potable, son un bien codiciado por empresarios poderosos. Los italianos Luciano y Carlo Benetton y el dueño de la Fox y de un montón de otras cosas Ted Turner son los más conocidos, junto a otros como Sylvester Stallone y Michael Douglas.

Esa oleada de multimillonarios incluyó a Charles Joe Lewis, quien hace ocho años compró un inmenso predio de tierra fiscal entre Bariloche y El Bolsón. Hoy, Lewis ofrece un aeropuerto nuevo para la zona. Pero su proyecto no fue correspondido como él esperaba, ya que generó la reacción en contra de los vecinos del lugar. La empresa de Lewis, Hidden Lake SA (Lago Escondido SA), propone “construir con sus propios fondos una pista de aterrizaje de 2.100 metros de largo por treinta metros de ancho y un hangar, destinada a aeródromo privado de uso “público”, con el argumento de que podría significar un beneficio para los habitantes de El Bolsón y la Comarca Andina del Paralelo 42.

Para lograr ese objetivo, Lewis pretende comprar unas cien hectáreas en la llamada Pampa de Ludden a un antiguo poblador, Cipriano Soria, quien según el magnate es el legítimo ocupante desde 1948. La reacción de los vecinos ante la propuesta del aeropuerto y en defensa de la tierra y el agua no se hizo esperar. Lo primero que hicieron fue establecer que el “legítimo ocupante” don Cipriano no puede venderle a Lewis las cien hectáreas donde pretende construirlo, ya que la Ley 279, de Tierras Provinciales, autoriza a algunos pobladores la utilización de tierras para el pastaje de sus animales, siendo este el caso de Cipriano Soria que, argentinamente, admitió: “No tengo el título de propiedad”. Las 14 mil hectáreas que Lewis ya posee se ubican en el área delimitada entre la margen sur del río Manso, la frontera con Chile y el Paralelo 42. Esa tierra es parte de la zona conocida como El Foyel, pegada a Mallín Ahogado, zona rural de El Bolsón, cuyo casco urbano está a cuarenta kilómetros de la propiedad de Lewis. 

Lo curioso es que dentro de los límites de lo comprado por el magnate británico en 1997 quedó la totalidad del lago Escondido, cuyo acceso desde ese momento comenzó a ser vedado al público por los custodios armados del magnate. Esto, en franca ilegalidad con lo que dispone la Constitución provincial de Río Negro en su artículo 73, que “asegura el libre acceso con fines recreativos a las riberas, costas de los ríos, mares y espejos de agua de dominio público”.

Para revertir esta situación, Lewis trata de ganarse la confianza de los 25 mil vecinos de El Bolsón, a quienes les regaló equipamiento para los bomberos voluntarios, camisetas de fútbol para los colegios y la refacción de móviles policiales. También organiza suculentos asados “comunitarios”, regados con buenos vinos, y torneos de fútbol para todas las edades. Si hasta en una de las ambulancias donada por Charles Lewis al hospital público de El Bolsón sepuede leer en su paragolpes trasero: “Gracias Tío Joe”.